No Corras.
- Katherin Montepeque
 - 5 nov 2020
 - 4 Min. de lectura
 
Actualizado: 28 ene 2024

Fotografía por Guilherme Stecanella
Te has preguntado alguna vez ¿por qué siempre queremos vivir un tiempo que no es el nuestro?. Sucede desde pequeños. Recuerdo que desde muy pequeña quería sentirme coqueta. Deseaba usar tacones y maquillaje cuando definitivamente no era mi tiempo. Con forme crecía siempre tenía ansias por crecer aún más, no podía esperar para ser mayor y alcanzar mi “libertad” para hacer lo que lo que yo quisiera. Era una ingenua.
Con el tiempo me aferraba más y más a la idea que crecer, me daría mi libertad. Cuando entré en mi adolescencia fue mayor la ansiedad, sumada al desesperado deseo de encontrar y tener pareja. Pensaba, si todas mis amigas ya tenían novio, ¿por qué yo aún no?. Me cuestionaba, ¿quizá no era lo suficientemente bonita? Pero en realidad no era mi tiempo. Buscaba cualquier excusa para conocer a alguien, porque no quería quedarme sola (como si fuera a dejarme el tren a mis 15 años).
Quizá pensaba todo eso porque crecí creyendo que la vida era corta y debía apresurarme a hacer todo. Me atormentaba viviendo cosas que aún no debían ser. Claramente no estaba preparada, eso me trajo muchas decepciones y muchos corazones rotos antes de tiempo.
También, me llené de ira. Todo por el absurdo imaginario de querer ser grande y tener libertad.
Recuerdo que mi adolescencia se trató de eso, buscar amor. Un amor, que según yo, necesitaba para sentirme independiente. Sé que ni siquiera tiene sentido eso, pero era joven y creía que, si en verdad alguien llegara y me amara, eso sería suficiente, me sentiría completa y realizada.
Yo creía ciegamente que la vida era una carrera de caballos. Pensaba que todo en la vida se trataba de ver quien llegaba primero o quien conseguía todo antes que los demás. Recuerdo que hicimos una apuesta con mi hermano (quién es un año con cuatro meses mayor que yo, mientras que, en lo académico eran dos años) Le sostenía que me graduaría de la universidad antes que él, pero ¿Qué ganaba con eso? No gané nada, solo quería alimentar mi ego, demostrar que era mejor persona que él y mejor que todos. De nuevo era yo creyendo que, entre más joven consiguiera todo, era mejor.
Con forme pasó el tiempo y tras muchas y muchas caídas, aprendí (a la mala) que todo lo que pensaba no era real. Me impactaron las palabras que me dijo mi papá: no importaba cuantos años tuviera, mientras siguiera viviendo bajo su techo, daba igual, no podría hacer lo que yo quisiera. ¡Wow! Eso hizo eco dentro de mí. No sé que me hizo creer que crecer me daría la oportunidad de hacer lo que quisiera.
Vivimos en un mundo en que te llevan corriendo. Si te va bien entras a estudiar a los cinco años, si no es que antes, para que, según tus papás, salgas mejor preparado. Pienso que a esa edad los niños no tienen madurez para estar en un colegio la mitad del día. Luego, si te gradúas antes de los 15 años del diversificado, vas en buen camino.
Después viene la presión de terminar la universidad en cinco años y si pierdes un año, es porque no eres inteligente. La carrera continua y antes de los 25 debes ser profesional o de lo contrario no te contratan en ninguna parte. Dicen que debes casarte antes de los 30 y tener hijos lo antes posible, para no enfrentar las típicas preguntas ¿para cuándo la novia? ¿para cuándo la boda? ¿para cuándo el bebe? ¿para cuándo el hermano?
¿Qué pasa con este mundo? ¿Acaso no podemos disfrutar cada etapa? Vivimos como si todo fuera una carrera, como si el mundo fuera a terminar mañana. Creo que lo más importante es llegar a la meta y no cuanto tardas en ello. Lo más importante llegar, pero no llegar primero sino, a tu tiempo.
Según mi experiencia, por vivir la vida a la carrera, me perdí de muchas cosas, no aprecie ni aprendí de buenos amigos. Dejé de compartir, me perdí de viajar y conocer lugares. Todo esto no quiere decir que ya no pueda hacerlo, aún soy joven, pero sé que no es lo mismo. Por eso te digo: vive tu vida a tu tiempo. No te apresures por crecer, no corras. Recuerda que “hay tiempo para todo”. La Biblia dice: “todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo”
‘Me he fijado en la carga tan pesada que Dios ha echado sobre nosotros. ¡Pero nada nos queda después de tanto trabajar! Cuando Dios creó este mundo, todo lo hizo hermoso.
Además, nos dio la capacidad de entender que hay un pasado, un presente y un futuro. Sin embargo, no podemos comprender todo lo que Dios ha hecho.
Mientras tengamos vida, hagamos lo bueno y pasémosla bien. El comer y el beber, y el disfrutar del fruto de tanto trabajo, es algo que Dios nos permite. Eso lo sé muy bien, como sé también que todo lo que Dios ha hecho permanecerá para siempre; a su creación no hay nada que agregarle ni nada que quitarle; Dios lo hizo todo así para que reconozcamos su poder. Todo lo que ahora existe, ya existía mucho antes; y todo lo que habrá de existir, existe ya. Dios hace que todo vuelva a repetirse.’



Comentarios