Eres el siguiente.
- Charlye Corado
- 9 nov 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 28 ene 2024

Fotografía por Chris Benson
Cuando era pequeño solía acompañar a mis papás al supermercado. Recuerdo que cada vez, mi hermana y yo, les pedíamos que nos compraran un yogurt, una leche chocolatada o una galleta.
Algunas veces nos complacían y otras no. Recuerdo que luego que tomarán aquello que les pedíamos y lo pusieran en el carrito, me emocionaba tanto que terminaba por desesperarme. No quería esperar para poder disfrutar de mi golosina. Algunas veces mis papás me dejaban comerla después de haberla pagado, pero otras me decían que esperara a llegar a casa. Eso no me gustaba. ¿Por qué debía esperar más por algo por lo que ya había esperado suficiente?
Otra situación en el supermercado se da al momento de pagar. Muchas veces estamos en la fila y abren una nueva caja para pagar las compras. Por lo general, esa situación es aprovechada por quienes van llegando a las cajas de pago o quienes están al final de fila. Muchas veces intentamos llegar a la caja. Nos lanzamos, corremos, pero todo es inútil, para cuando llegamos hay al menos tres personas antes que nosotros, y por si fuera poco, la fila en que estábamos antes, ahora avanza más rápido. Para ser honestos, no suele gustarnos tener que esperar por las cosas que queremos y cuando se presentan oportunidades, siempre es quién llega primero, quién las aprovecha.
Todo esto me recuerda a un capítulo de la historia de Jesús. En ella se habla de una persona que recibió lo que deseaba, aunque de una forma que no esperaba. San Juan capítulo 5, versículos del 1 al 15 nos habla del paralitico de Betesda (o Betsaida).
Tu condición no determina tu destino.
Muchas veces vemos nuestra condición, estado o situación actual y podemos pensar que todo en nuestra vida gira alrededor de ello. Ante un difícil presente suele ser igual de difícil creer que nuestro futuro será mejor. Descartamos toda posibilidad de un futuro brillante, porque nuestro presente no nos da ningún indicio de que algo mejor está a punto de suceder. Creemos que no hay nada más para nosotros, que las “cosas buenas” solo le pasan a otro tipo de personas, pero a mí, a mi no.
Vivir por tanto tiempo en la misma condición reduce drásticamente nuestra esperanza y nos deja con una perspectiva y expectativa basada en lo que vemos y tenemos. En medio de lo difícil nos limitamos a ver a través de las circunstancias y no a través de la fe y la esperanza.
‘Después Jesús regresó a Jerusalén para la celebración de uno de los días sagrados de los judíos. Dentro de la ciudad, cerca de la puerta de las Ovejas, se encontraba el estanque de Betesda, que tenía cinco pórticos cubiertos. Una multitud de enfermos —ciegos, cojos, paralíticos— estaban tendidos en los pórticos. Uno de ellos era un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
No dudes.
El hombre cojo pensaba que para ser sano tenía que llegar a la piscina. Sabía que para conseguirlo, debía ser el primero, lo que no sabía es que Jesús se pondría delante de él para decirle “Eres el que sigue para ser sano”. Solemos pensar que las cosas solo pueden ocurrir de una manera. Pero pensar que no hay alternativa, limita lo que permitimos que Dios puede y quiere hacer en nosotros y a través de nosotros.
‘Cuando Jesús lo vio y supo que hacía tanto que padecía la enfermedad, le preguntó: —¿Te gustaría recuperar la salud? —Es que no puedo, señor —contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo. Jesús le dijo: —¡Ponte de pie, toma tu camilla y anda!’
La clave es no dudar. Lo sé, más fácil decirlo que hacerlo, pero no debemos dudar de lo que Dios puede hacer. No dudes de lo que Dios puede hacer en tu vida. Él siempre está haciendo algo y debes estar seguro que será para tu bien.
‘Pero Jesús respondió: «Mi Padre siempre trabaja, y yo también».’
Actúa. (aunque te critiquen)
‘¡Al instante, el hombre quedó sano! Enrolló la camilla, ¡y comenzó a caminar! Pero ese milagro sucedió el día de descanso, así que los líderes judíos protestaron. Le dijeron al hombre que había sido sanado: —¡No puedes trabajar el día de descanso! ¡La ley no te permite cargar esa camilla! Pero él respondió: —El hombre que me sanó me dijo: “Toma tu camilla y anda”. —¿Quién te dijo semejante cosa? —le exigieron. El hombre no lo sabía, porque Jesús había desaparecido entre la multitud; pero después, Jesús lo encontró en el templo y le dijo: «Ya estás sano; así que deja de pecar o podría sucederte algo mucho peor». Entonces el hombre fue a ver a los líderes judíos y les dijo que era Jesús quien lo había sanado.’
Una frase popular dice: “no importa lo que hagas, siempre habrá quienes te amen por ello y quienes te odien por la misma razón”. Sin importar lo que otros digan u opinen de ti, cuando se presente a tu vida una oportunidad, Actúa. Cada día se presentan nuevas oportunidades; pueden ser cotidianas, para crecer, ascender, mejorar, etc. o espirituales, para amar más, comenzar a depender de Dios, no dejar de creer, etc. Es probable que las personas a tu alrededor te juzguen o te cuestionen por aprovecharlas o dejarlas pasar.
Un paréntesis acá, creo que las oportunidades para nuestra vida espiritual no deberían desaprovecharse de ninguna manera. Cada cosa que nos acerque más a Dios, todo aquello que refuerce nuestra relación con Jesús debe ser aprovechado al máximo. Debemos disfrutar de cada momento en su presencia. Por otro lado, pienso que las oportunidades para nuestra vida terrenal, deben evaluarse. Sé que hay quienes promueven tomarlas todas, pero en principio, como hijos de Dios debemos consultarlo. Incluir a Dios en nuestras vidas y en nuestras decisiones refuerza nuestra relación con Él. Además, sabemos por su palabra que todo nos es permitido, pero no todo nos conviene, podemos hacer lo que deseemos, pero no todo nos edificará.
‘«Todo está permitido», pero no todo es provechoso. «Todo está permitido», pero no todo es constructivo.’
‘Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.’
Volviendo al tema, cuando sea momento de actuar debemos hacerlo con perspectiva de reino, no solo con convicción, sino con la seguridad de que Dios está con nosotros, actuando a nuestro favor.
Finalmente, aunque temporalmente el panorama indique que debes seguir esperando que las aguas se muevan para ti y que, siendo el primero dentro de ellas obtendrás lo que esperas, puedes elevar tus expectativas a nivel de reino y obtener lo que esperas de formas que no esperas. Dios es experto en sorprender a sus hijos. No tienes que ir muy lejos, para Jesús, tú eres el siguiente.
‘Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre.’



Me sentí identificada 🙏🏻